miércoles, 23 de julio de 2014
Como un balón viejo y descosido que apenas sí rueda pero con el que sigues jugando por el cariño de tantos años;
como una canción que no te gusta, pero se pega;
como la carta que no supiste quemar en su día, y que ahí está, escondida en el último cajón la estantería,
y ahí estás tú, temblando cada vez que intentas volver a leerla, pero no, aún no es el momento, releer sería revivir y eso supondría una catástrofe emocional;
como perder el último tren;
como una caricia que duele;
como la incertidumbre que no deja enviar un mensaje que evite el último adiós,
o el error de enviarlo cuando ya es demasiado tarde;
como un te quiero a deshora;
como decidir que te vas y que justo ahí pongan tu canción favorita;
como volver a empezar algo que acabó hace mucho tiempo;
como escribir pensando en una persona aun sabiendo que jamás te leerá;
como la duda que surge justo cuando el profesor abandona el aula;
como regresar y comprobar que ya nada es lo que era y que ya nadie te espera;
como la frase que se queda haciendo eco en tu cabeza y no en tu boca;
como una mala noticia en un buen momento;
como una incertidumbre sin respuesta;
como un final contado antes de tiempo;
como llegar cuando ya todos se han marchado;
como una fiesta sin globos.
Perdóname, pero he intentado describirte mejor y no he sabido.
Esto es todo lo que puedo decir de ti.
Esto es todo lo que puedo decir de mí, contigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario