jueves, 4 de septiembre de 2014
He bailado contigo. Me has pisado los pies y el corazón.
Una de dos.
O falta de tacto
o poco corazón.
Dime cuál es tu problema.
Y cómo puede ser que la misma boca de la que estuve colgada una noche
y siete vidas
ahora sea una maldita mentirosa.
Explícame qué sentido tiene vivir en una sonrisa si tu corazón brilla por su ausencia.
Explícame qué ganas yendo por ahí adueñándote corazones que después rompes sin compasión.
Aunque quizás deberías saber que esta vez no te has salido con la tuya
porque tus ganas
tu felicidad
hasta tu inspiración
ahora son mías, estás vacío,
y puede que algún día sepas volver a abrir camino entre tú y yo,
incluso puede que todo lo que te he robado vuelva a su origen
pero créeme
yo no volveré.
Y tú, a ser el mismo, tampoco.
Jamás.
Hay mapas con el camino de vuelta a personas
que es mejor quemar.
Tú has quemado el camino de vuelta a ti mismo.
Dime la verdad
de todo lo que has mentido.
O no. Mejor: Tú sigue viviendo en el silencio.
Me gusta, me encanta, cuando callas
porque no me mientes.
Atraes
enamoras
destruyes
matas
y huyes
esa es tu vida.
Y he de decirte que tan sólo los cobardes aprovechan el silencio para huir.
Pese a todo síentete orgulloso. Deberías estarlo.
Ya no eres quebradero de cabeza
ni duda inexplicable
ni baile sin música
ni sollozos a media noche.
Nada de eso. Ahora eres todo lo que siempre mereciste ser:
un recuerdo.
Un recuerdo cada vez más borroso
con el que alguna noche salgo a bailar
y no deja de pisarme los pies.
Pero recuerdo al fin y al cabo.
Eso es todo lo que eres para mí.
Nada más.
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