Me dueles.
Y este maldito invierno no se acaba nunca.
Y este Domingo se me antoja eterno.
Ya no sé
si llueve ahí fuera;
o lluevo yo.
Ya no sé
si hay tormenta
o si eres tú.
Para qué fingir más principios,
si finales sólo hay uno.
Y lo que venga después
serán intentos patéticos
por salvar al primero.
Como si no hubiésemos tocado fondo;
Como si no nos hubiésemos hundido ya.
Y para qué seguir rompiéndonos.
Y para qué seguir.
Y, para.
Ya no quiero precipicios
si no me voy a subir a ellos
para gritar todos mis miedos
...y matar a los tuyos
uno a uno.
Como si de sentir no se tratase
voy a encontrarme
sin tener que pasar por ti.
Voy a encontrarme
antes de que me vuelvas a perder.
Me dueles.
Y este maldito invierno no acaba nunca.
Y este Domingo se me antoja eterno.
Así que ven
y haz que deje de llover
-en mí y ahí fuera-.
Ven,
y bésame.
No hay comentarios:
Publicar un comentario