martes, 17 de diciembre de 2013

Perspectiva

Era un día de finales de otoño y yo necesitaba respuestas.
Sencillamente, 
me preguntaba
 por qué todo.

Abrí la ventana
 y recibí una bofetada de aire frío. 
Pero me dio igual.
Me asomé y me dí cuenta de lo relativo 
que se vuelve todo con la altura, 
desde la distancia,
hasta la vida.

Me subí al alféizar
y vi a lo lejos como el viento hacia revolotear un papel tirado.
Dio tumbos hasta perderse de vista.
Y bueno, ahí entendí que la vida es un poco eso:
alzar el vuelo, y dejarse llevar.
Y también que ese papel acababa de definirnos.

Porque viajamos de un lado a otro sin saber muy bien a dónde
pero sí quién nos mueve.
Y lo necesario que es, también.
Como el aire para vivir.
Necesario como el aire que acababa de elevar al papel.
Igual.

Y así es como echamos a volar,
por alguien
o en alguien.
Porque también se despega gracias a una mirada.
 O por una sonrisa.
Y ese es el mejor vuelo que conozco. 
Se alcanzan alturas inalcanzables.
Y una vez que estás ahí arriba 
tienes la perspectiva suficiente 
para que todo te dé igual.



Sí, definitivamente, la vida era un poco eso: perspectiva.

Así que me bajé,
cerré la ventana
y eché a volar.