viernes, 25 de julio de 2014

Inviernos en verano.



Me pregunto qué ropa llevarás hoy, 
y si habrás pensado en mí. 

Me pregunto dónde estarás, 
con quién  
(y por qué no es conmigo).

Si habrás sonreído, 
si estás tan guapo como siempre
o si has sido feliz. 

Me pregunto si has tenido ganas de mí,
si has ido a volar y no has encontrado tus alas. Y no has sabido. No sin mí. 

Igual has querido acabar con esto y no has encontrado la forma. No sé. 

Me pregunto en qué pensarás ahora, 
si lo que tienes entre esos labios que antes me acariciaban la vida
es un adiós o si mantienes tu para siempre.

Me pregunto por qué eres tú la respuesta a todo lo que me pregunto. 

Y me pregunto también dónde te habrás llevado mi corazón,
si lo habrás tratado un poco mejor. 


Yo tan sólo quería decirte 
que me parece irrelevante la ropa que llevo hoy 
pero no todas las veces que he pensado en ti
porque han rozado lo prohibido. 

Que he estado acompañada, 
pero mi mayor ausencia -tú-
se ha venido conmigo allá donde he ido. 

Que sí, que he sonreído, pero sonreír sin ganas es llorar  
y llorando tanto no se puede ser feliz. 

Quería decirte que he ido a volar
y me he estrellado contra el asfalto. Y que no, que no puedo. No sin ti. 

Que no he tenido el valor de enviar
lo que he reescrito infinitas veces. 

Y entre mis labios tengo dudas, decepción y poca esperanza, 
en vez de tenerte a ti. 

Quería decirte también que mi corazón sigue estando allí donde tú estés, 
y bueno,
que un día sin saber de ti dura lo mismo que el más frío invierno
y ya he perdido la cuenta de todo lo que ha(s) nevado. 

Tan sólo era eso, nada más. 



miércoles, 23 de julio de 2014



Como un balón viejo y descosido que apenas sí rueda pero con el que sigues jugando por el cariño de tantos años;

como una canción que no te gusta, pero se pega;

como la carta que no supiste quemar en su día, y que ahí está, escondida en el último cajón la estantería,
y ahí estás tú, temblando cada vez que intentas volver a leerla, pero no, aún no es el momento, releer sería revivir y eso supondría una catástrofe emocional; 

como perder el último tren; 

como una caricia que duele;

como la incertidumbre que no deja enviar un mensaje que evite el último adiós,
o el error de enviarlo cuando ya es demasiado tarde;

como un te quiero a deshora; 

como decidir que te vas y que justo ahí pongan tu canción favorita; 

como volver a empezar algo que acabó hace mucho tiempo; 

como escribir pensando en una persona aun sabiendo que jamás te leerá;

como la duda que surge justo cuando el profesor abandona el aula; 

como regresar y comprobar que ya nada es lo que era y que ya nadie te espera; 

como la frase que se queda haciendo eco en tu cabeza y no en tu boca; 

como una mala noticia en un buen momento; 

como una incertidumbre sin respuesta; 

como un final contado antes de tiempo; 

como llegar cuando ya todos se han marchado; 

como una fiesta sin globos. 



Perdóname, pero he intentado describirte mejor y no he sabido. 

Esto es todo lo que puedo decir de ti. 
Esto es todo lo que puedo decir de mí, contigo.