miércoles, 26 de febrero de 2014

No ser, no estar y desaparecer.

Yo te escribo, 
pero el poema eres tú.
Yo te escribo,
pero el p(r)o(bl)ema eres tú.

Y digo problema,
porque hasta la poesía cae rendida
a cada verso
ante tu maldita indiferencia.
Y digo indiferencia
por llamar de alguna manera
a esto maldito desastre
que soy yo.
En el que tú me has convertido


Yo te escribo,
pero cada verso que se rompe y acaba en desvelo,
eres tú.
Tú y esa manía de tu boca 
de mirarme a los ojos
y de romperme el pecho
mientras -tu boca- me sonríe la vida.
Tú y ese desamor que te rodea,
que te estalla en los ojos,
que no te deja quererme.


No has sabido estar a la altura de tus 'ojalás'.
Han salido de tu boca
sin el valor que se necesita
para venir aquí y hacerlos verdad.
Y hacerme verdad a mí.

En su defecto;
nos has convertido en mentira.
Y no sólo no has venido:
has huido.


No sé cuánta paciencia me queda,
ni cuánto corazón,
pero empiezan a pesar 
todas las veces que te he deshojado
y en ninguna me has querido.

No sé cuántas fuerzas me quedan
pero sí que estas son las últimas que gasto 
en soplarte -como si de mi deseo te tratases-
y en sentarme a esperar
a ver si esta vez sí;
Y te me cumples, por fin.






lunes, 17 de febrero de 2014

Hasta que los daños nos superen.

Llegaste para no quedarte.

Llegaste con el único,
         y estúpido
propósito
de convertirte en recuerdo,
de anclarte a mi pasado,
mientras yo, y mi imaginación,
ya dábamos por hecho un futuro contigo.

Dime 
dónde has dejado las llaves
de todas las puertas que me supiste abrir;
cómo diste con esos ventanales
con vistas preciosas hacia mí;
por qué ahora lo cierras todo
a mi también,
en silencio,
mientras te vas.

Y en fin.
Ahora qué 
si nos hemos perdido
tú a mí
y yo
a ti y a mí.

Voy a quedarme quieta. Muy quieta.
Hasta que (te) me pases.
Y voy a llorar, pero no por ti,
sino por la tristeza de este 'nosotros'
que se ha quedado temblando;
por este 'nosotros' que una vez fuimos tú y yo,
pero ahora tan sólo quedamos yo y mis desastres.




Que siempre he odiado los finales abiertos,
pero esta vez ya tenemos bastante con el nuestro
como para encima cerrarlo.
Así que vamos a dejarlo en un
No fueron felices porque,
sencillamente,
dejaron de ser.





domingo, 9 de febrero de 2014

Desastres


Me dueles. 
Y este maldito invierno no se acaba nunca.
Y este Domingo se me antoja eterno.

Ya no sé 
si llueve ahí fuera;
o lluevo yo.
Ya no sé 
si hay tormenta
o si eres tú.


Para qué fingir más principios,
si finales sólo hay uno.
Y lo que venga después
serán intentos patéticos
por salvar al primero. 

Como si no hubiésemos tocado fondo;
Como si no nos hubiésemos hundido ya.

Y para qué seguir rompiéndonos.
Y para qué seguir.
Y, para.

Ya no quiero precipicios
si no me voy a subir a ellos
para gritar todos mis miedos

...y matar a los tuyos
uno a uno.




Como si de sentir no se tratase
voy a encontrarme
sin tener que pasar por ti.
Voy a encontrarme
antes de que me vuelvas a perder.







Me dueles.
Y este maldito invierno no acaba nunca.
Y este Domingo se me antoja eterno.


Así que ven 
y haz que deje de llover
-en mí y ahí fuera-.
Ven,
y bésame.








miércoles, 5 de febrero de 2014

Sonrisa suicida

Aquellos ojos tristes me miraron.
Lloraban.

Y ella temblaba.

-Es la sexta vez que me rompen el corazón


...supongo que me queda una última vida-
me dijo con ironía
 mientras dibujaba, inconsciente,
una sonrisa fatídica 
que terminó rompiéndose
en el suicidio más triste 
que he conocido.

...




No sé si será verdad, si vivirá por séptima vez.
Pero su sonrisa
murió aquel día.